El día se presenta largo, así que nos levantamos bien temprano y nos disponemos a cruzar el desierto. Ya nos avisaron de que los coyotes nos visitarían durante la noche, no obstante a alguno le ha costado pegar ojo por los constantes aullidos de los zorritos.
Esta carretera es de las más modestas que hemos cruzado, esto no es impedimento ya que hace que vayamos algo más despacio, nos podamos recrear con las vistas y aprovechar el poco tráfico que hay para ir haciendo fotitos.
En mitad del valle está el famoso Desierto de Sal, una enorme planicie cubierta de sal donde se ubica el tercer punto más bajo de la tierra, a unos 85 metros por debajo del nivel del mar.
Nota intelectual: Para los interesados, todos aquellos que hoy han dedicado 2 minutos de su tiempo a visitar el blog, el punto más bajo de la Tierra está en China a unos 153 m por debajo del nivel del mar. To los días se aprende algo nuevo. E o no!
Continuamos el viaje pasando por algunos puntos de la ruta 66 hasta desembocar en el Staples Center de Los Ángeles. Conocido por ser el campo de Los Ángeles Lakers, donde juega nuestro amigo Pau Gasol, y también por ser el campo de Los Ángeles Kings de hockey hielo. La intención es hacer una visita rápida a Hollywood Boulevard, donde se encuentra el famoso paseo de las estrellas, pero tras un breve recorrido del cual escapamos algo decepcionados, decidimos poner rumbo al estadio para presenciar el partido de hockey hielo.
Como siempre un espectáculo, con su himno, presentación estelar con luces, videos, lasers, palomitas, hamburguesas, nachos... y dos peleas entre jugadores para amenizar la velada. Porque eso si, en otros deportes no se podrá, pero en el hockey hielo se zurran y además de lo lindo. No es que sea un deporte de contacto, no, es que de pronto paran el partido y dos jugadores, uno de cada equipo, se lian a palos hasta que se cansan, se caen al suelo o alguno intentar emplear sucias artimañas como pegarle con el stick (el palo vamos) al otro... todo lo que sean, codazos, patadas, cabezazos, puñetazos... está permitido y no solo eso, además despedido con una fuerte ovación del respetable. Ameising!!!!
Para pasar la noche queríamos escoger un rinconcito en una de las famosas playas que hay por estos lares y Malibú nos ha parecido un buen ejemplo.
Además, aunque parezca increible ya hemos llegado a Santa Mónica, el punto final de la ruta 66. Como es normal no podíamos pasar de largo y hemos parado a tomar las instantáneas oportunas. Cuanto han sido? 10 días? no me lo creo... desde Chicago hasta aquí en sólo 10 días? que rápido pasa el tiempo... y por aquí me apuntan... ¡que cohone tenemo! Esto nos lleva a pensar en que la aventura va llegando a su fin. Lo bueno es que aún nos queda una semanita y muchas cosas con las que disfrutar.
 
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