Comenzamos nuestro primer dia en Chicago como viene siendo habitual, con una pelua del carajo!
La ciudad es una pasada y ya nos empezamos a dar cuenta de que poco a poco estamos entrando en la america profunda. La gente aquí es super amable y más de uno nos ofreció su ayuda al vernos con el mapa. El ritmo de Chicago es mucho más tranquilo que el de New York, y a pesar de ser una gran ciudad se puede patear el "centro" sin problemas.
Al comienzo del día y nada más llegar al centro nos perdimos un poco por las callejuelas, tuvimos tiempo para ver el distrito financiero, algunos teatros, tiendas de discos... Al final de una de esas calles fuimos a parar al Parque del Milenio, una explanada enorme para hacer conciertos y espectáculos, que está rodeada de árboles y diversas muestras de escultura y arte contemporáneo bastante chulas. A destacar la enorme gota en uno de sus extremos que da juego para hacer muuuuuchas fotos.
Después del parque fuimos al centro de visitantes. Ya habíamos hecho bastante el gamba y ahora queríamos hacerlo bien y enterarnos de qué es lo que tiene Chicago para ver. Seguimos los consejos e indicaciones de la guía a nuestra forma, es decir, nos quedamos con prácticamente todo lo que era gratis y el resto de cosas que nos recomendó las dejamos de lado. Made In Spain.
Sin duda alguna la mejor recomendación que nos pudieron hacer fue ir a la torre John Hancock... pero no a la planta de observación por la que te cobran unos 18$, sino a la planta 96, osease el bar, que está una planta por debajo y es gratis. Este no es el punto más alto de la ciudad (son las torres Sears) pero si el que probablemente tenga las mejores vistas, que además pueden ser acompañadas de un cocktail + piscolabis por el precio que te ahorras en la entrada.
Después de deleitarnos con unas fabulosas vistas del atardecer de Chicago, fuimos hacia el puerto, donde también se puede pasar un buen rato y observar el skyline de la ciudad en todo su esplendor.
Y el día dió para poco más, algunas compras y para casa que ya llevamos una buena paliza encima.
El menú del día: muffins aceitosas con zumo de naranja para desayunar, almuerzo a base de bocadillos completitos (guarros) de Jimmy Joe's y para cenar unos crispy chickens en McDonalds.






 
Conforme avanzáis por las entrañas de EEUU, más arrecia la envidia cochina. Las fotos de Chicago son estupendas, y me extraña que allí la gente sea tan amable como decís. ¡Pero si es una ciudad con 10 millones de habitantes! Ya veo que la comida es de restaurante de 3 estrellas para arriba. Cuando volváis todo os va a saber a porquería. Por cierto, en el vídeo de la subida en ascensor se ve un 94 en un panel, ¿ése es el piso al que os encaramasteis? Vaya tela, y en sólo unos segundos.
ResponderEliminarPues nada, mozuelos, a seguir disfrutando, y no os olvidéis de continuar ampliando el blog.
me encantan las fotos de Chicago,especialmente las del atardecer...yo que creia que los mejores atardeceres son los que se ven en los espigones del Palo...¡lo que se aprende viajando! Miguel Angel cuando vengas te espera una tortilla de papas de las gordas ,así que no te preocupes ahora por la comida y disfruta.besos para los tres .Reme e Irene
ResponderEliminarHola, Juan, viaje enorme, vistas de Chicago maravillosas..ascensor de vértigo, qué disfrute.
ResponderEliminarEnvidia continuada...
miles de besos. Mari